Ella es casi diez años mayor que yo, es el tipo de mujer que hace que los hombres no puedan apartar la mirada: ojos profundos, labios que siempre parecen invitar, y un cuerpo suave bajo la ligera tela de su pijama. Desde que me mudé al apartamento de al lado, cada vez que nos cruzamos, mi corazón late con fuerza.
Ese mediodía, el sol brillaba como fuego. Yo tenía la intención de salir a comer un plato de fideos cuando la puerta de su casa se abrió de repente. Su voz suave resonó:
— "Entra aquí y come conmigo, ¿a dónde vas con este calor?"
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