Mi novia y yo hemos estado juntos por un tiempo, pero ella siempre mantiene cierta distancia en lo que respecta a la intimidad. Aunque me ama de verdad, aún no está lista para dar pasos más allá, lo que me hace sentir tanto respeto como algo de confusión.
Un día, la hermana de ella, una mujer con carácter y llena de encanto, fue testigo accidental de un momento íntimo entre nosotros. Quizás por curiosidad, quizás por alguna razón más profunda, ella comenzó a acercarse a mí de manera más intencionada, con una mirada llena de insinuaciones.
Me vi atrapado en esa tentación. Era una sensación de emoción, mezclada con la contradicción interna; amo a mi novia, pero también no puedo negar la atracción que siento por esa mujer. Las fronteras comenzaron a difuminarse a medida que ella se volvía más proactiva, audaz y no dudaba en desafiar mi autocontrol.
En ese momento, tuve que tomar una decisión que hasta ahora me sigue causando confusión. ¿Vale la pena la cercanía física arriesgar la confianza y el amor? Y si se descubre, ¿podré mantener a alguna de las dos?
Deja un comentario