El héroe acaba de mudarse a una habitación hace poco, vive solo en una pequeña y tranquila habitación. Al lado está la hermana Ha, la vecina que es un poco mayor que él, de figura esbelta, con una mirada que parece hablar y siempre emana un matiz de picardía difícil de descifrar.
Esa tarde, cuando él estaba acostado en el sofá leyendo un libro, la puerta de la habitación se abrió de golpe. La hermana Ha entró, sosteniendo un delicado vestido de dormir de encaje blanco, sonriendo:
— “¿Me puedes prestar un poco de azúcar? Pero... creo que quizás no necesite azúcar, sino... algo diferente.
Deja un comentario